Acompañada por su pequeño NicolásMaría Fernández-Rubíes nos ha recibido en su nueva casa de Madrid. Aún con varias cosas por terminar de colocar, confiesa que su mudanza ha sido una locura, pero, aun así, ella nunca pierde la sonrisa, podríamos decir que es una de sus señas de identidad. Muy ilusionada, nos va enseñando cada habitación de la nueva casa, que llenará de vivencias y nuevos recuerdos junto a su marido, Manuel Losada, y su hijo, que acaba de cumplir cinco meses, quien nos mira risueño y con mucha curiosidad mientras hacemos las fotos de este reportaje.

—¿Cuál es tu rincón preferido?

—¡Qué difícil, imposible decirte uno solo! Te podría decir el salón, porque es donde compartes el tiempo con tu familia y amigos y tiene una luz espectacular. La cocina, donde terminas haciendo más vida que en ninguna otra parte. Mi habitación, por ser algo tan personal y por lo acogedora que es. El cuarto de Nicolás, por lo que supone empezar esta nueva etapa con él y por el maravilloso papel pintado a mano ‘Bosque’, de Jimmy Cricket… No sé. ¡De verdad que no podría elegir solo uno!

—¿Has traído aquí algún mueble de tu antigua casa o es todo nuevo?

—Casi todo es nuevo, ya que los que teníamos no encajaban por estilo y por medidas. ¡Pero me gusta tanto la decoración de esta nueva casa! Los ventiladores de madera, tanto en el dormitorio principal como en el salón; el juego de ocho sillas del comedor tan especial, vintage de bambú, de Cae de Cajón; la escalera curva; el cuadro geométrico de Mónica Baquedano, que mezcla diferentes texturas del comedor; las diferentes lámparas; el espejo triple francés del siglo XIX del hall; el papel pintado del aseo de invitados —que me chifla— junto con el aplique de luz; el metacrilato de espárragos con jamón de mi amiga Pilar García-Ferrer de la cocina, que tan buen rollo le da; la isla con forma curva…

—Te has mudado en un momento de confinamientos perimetrales y muchas restricciones, ¿harás una fiesta de inauguración cuando todo esto pase?

—Cuando todo esto pase, me encantaría, la verdad. Tenemos mucho que celebrar que hemos ido posponiendo, así que ojalá pronto podamos celebrar como Dios manda. Intento mantenerme positiva en ese sentido.