Esta casona gallega enamora con su belleza. Rústica y delicada, rebosa encanto

ESTILISMO: D. Vijande FOTOS: F. Bedón FOTOS: S. López

Le falta su propia capilla para tener la denominación de “pazo”, pero esta casona del siglo XIX con su jardín en mitad del bosque y sus muros de piedra es pura historia de Galicia. El estudio Las Perelli se encargó de actualizar la vivienda para una joven familia con niños. “La última reforma nos pareció correcta en cuanto a distribución, pero sentimos que le faltaba luz. Aquí llueve mucho y pensamos que era necesario hacer un cambio de materiales y colores y mejorar el proyecto de iluminación, porque una casa debe ser tan agradable de día como de noche”, explica la interiorista Elena Perelli.

EL COMEDOR

Mesa de Cae de Cajón.

Para ganar luz, pintaron de blanco paredes y elementos de carpintería, como ventanas y puertas. Por ejemplo, la de cuarterones de cristal que comunica el comedor al sa-lón, y que tiene acceso al jardín a través de un arco de jazmín, frondoso y aromático. Aquí se cambió el suelo de barro oscuro original por un microcemento blanco. “Tam-bién recuperamos los muros de piedra para enfatizar el sabor gallego más auténtico”, añade Elena.

HACIA LAS ESCALERAS

Mesa de Cae de Cajón.

Hay otro cortejador en la pared del baño que, como la del dormitorio, es de piedra. El baño, de estética casi monacal por los contundentes lavabos ingleses, originales de la casa, y los azulejos artesanos (los mismos de la cocina), está comunicado con el dormitorio a través de un pasillo con un vestidor en impoluto blanco.

EL BAÑO

Vitrina de Cae de Cajón.

HACIA LA CHIMENEA

Banco de Cae de Cajón.

EL OFFICE

Lámpara de techo de Cae de Cajón.

En la cocina, Las Perelli decidieron conservar el bonito suelo de castaño, que se había teñido de oscuro en el pasado. Lo pulieron hasta obtener su color natural y le dieron un acabado mate más actual. Conservaron como campana una chimemea de piedra original, pero cambiaron los fogones de gas por vitrocerámica por segu-ridad. También son nuevos los azulejos blanco hechos a mano, y rehicieron los muebles para dar aspecto de cocina gallega antigua. “A pesar de que el fregadero y el grifo tipo granja son británicos y la mesa an-tigua es francesa, la estética final es de casa de campo muy gallega”, señala Elena. Las sillas de enea son nuevas, pero son el modelo sencillo de toda la vida. “Las cosas de antes que funcionan bien hay que conservarlas”, nos dice la interiorista, que recuperó a fondo los radiadores originales. ¡Hasta sacaron brillo al latón de las manetas!

EL DORMITORIO

Butaca y banco de Cae de Cajón.